Son pocas las personas que disfrutan hablando en público. Para la mayoría supone una situación incómoda presentar proyectos laborales, trabajos en el instituto o la universidad, o hablar ante una gran asamblea. Esta vez vamos a centrarnos en aquellas personas para las que hablar delante de un grupo grande supone un auténtico suplicio, por lo que tienen grandes dificultades para ello.
Cuando comienzan a aumentar los nervios porque el momento de la presentación se acerca, la persona que lo sufre comienza a percibirlo. Afecta a diferentes niveles, pero probablemente el cognitivo, aquello que se nos pasa por la cabeza en esos momentos, es el peor. No es capaz de pensar o al menos de hacerlo con claridad. Es muy frecuente olvidar cosas importantes, tener gran dificultad para concentrarse y es muy complicado encontrar la palabra que queremos decir. Por lo que no es la mejor situación para improvisar.
Centrarse en la sintomatología sin más o tratar de evitarla no hará que el problema desaparezca
Si esto ocurre, no será su mejor momento. No sólo habrá dificultades para pensar o hacer las cosas que se quieren, sino que la atención se fijará en aspectos irrelevantes y perjudiciales en esa situación. Estarán muy pendientes de lo que le ocurre en su cuerpo, de los pensamientos negativos que aparecen y de los errores cometidos. Dada esta situación se presentan diferentes miedos:
- Lo pasan muy mal por las consecuencias somáticas que les produce la ansiedad, provocándoles aún mayor miedo a sufrir un ataque de pánico.
- Como piensan que les observan constantemente, temen que los oyentes puedan darse cuenta de la sintomatología ansiosa que están viviendo (sudores, temblores de manos, piernas y voz, ponerse rojos) o de que puedan vomitar, desmayarse…
- Piensan que nadie les quita ojo y que todo lo que hagan será registrado meticulosamente.
- Creen que pueden ser maleducados o comportarse de forma ilógica debido al estado ansiógeno en que se encuentran.
- La crítica externa es uno de los peores temores a que las personas que les escuchan crean que son personas raras, incongruentes, poco interesantes o aburridas.
- Por último, al tener todos estos pensamientos sobre sí mismos tienen un gran temor a que las personas les rechacen, les aíslen por tener una opinión negativa sobre ellos.
Si te ha pasado, te sentirás muy identificado y conocerás tu sintomatología al dedillo. Conocer aquello que nos ocurre es imprescindible para tomar cartas en el asunto y poder vivir estas situaciones de forma más relajada. Pero centrarse en la sintomatología sin más o tratar de evitarla no hará que el problema desaparezca.
Las metas en el camino serán aprender habilidades para hablar en público, probar progresivamente estas habilidades comunicando públicamente y por supuesto conocer perfectamente aquello de lo que vas a hablar.
Si quieres que para ti no suponga un suplicio hablar en público, ¡no dudes en ir a por ello y tratar de cambiarlo!
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